El siguiente artículo fue redactado originalmente como respuesta a una lista de correo, y por su contenido consideramos interesante compartirlo públicamente.
Estimados y estimadas colegas difusor@s:
Entiendo
que hemos afrontado a nivel político cambios rotundos en gran parte de
nuestra querida Argentina. Oigo por ahí de "resistencia" y otras
palabras con un significado que va mucho más allá del que muy
frívolamente se les da hoy día.
Quiero remarcar que las
autoridades que están cumpliendo funciones en el país fueron elegidas
por la voluntad popular en un proceso democrático, por lo que intentar
derrocarlas, o resistirlas, sería oponerse a lo que la GENTE, no las
corporaciones han elegido. Las corporaciones se someten a la voluntad
del mercado, no del gobierno. El gobierno se somete a la voluntad de los
ciudadanos, no de las corporaciones.
Entiendo que haya
diferencias de formación político-teológica y cosmovisiones diferentes
en cada individuo, y eso es lo que nos enriquece como sociedad
democrática. Combatir todo lo que es en primera impresión distinto nos
vuelve al tiempo de las cavernas. Analicemos a fondo los alcances a
mediano y largo plazo de aquello que parece estar cambiando las cosas.
Es
naturalmente inherente al ser humano resistirse a aquello que le es
novedoso o desconocido, es parte de nuestro instinto de autoconservación y
supervivencia, pero ya no cazamos para comer, de hecho en un par de
décadas no habrá que matar una vaca para comerse un asado, ya que la
carne se fabricará con impresoras 3D y otras tecnologías de confección
de tejido vivo, por ejemplo. Otro ejemplo: yo me resistí por años a
comprar un smartphone, porque no quería gastar un dineral en un teléfono
lleno de cosas que parecen una mala imitación de una computadora, pero
al final me regalaron uno, y entendí por qué poca gente se comunicaba
antes conmigo: les ocasionaba un gran costo e incomodidad.
Necesitamos
actualizarnos. Seguimos hablando de "golpismo", "oligarquía", "gorilas"
y "peronchos", conceptos que pertenecieron a una Argentina de mitad del
siglo pasado, a una realidad propia de nuestros padres y abuelos.
Seguimos hablando de "derecha" e "izquierda", cuando cientos de
kilómetros y unos cuantos siglos nos separan de la antigua Roma. Escucho
a políticos y sindicalistas hablar de "coyuntura", cuando al día de
hoy, no he logrado averiguar el significado que le dan a la palabra.
Necesitamos
actualizarnos: el comunismo ya no existe y no estamos en guerra. Ya
pasó la década del '60 con sus Hippies, la de los '70s, y '80s. Los
gobiernos de facto ya pasaron a los libros de historia. Ya no estamos en
los '90s, por más nostalgia que tengas, un grabador digital tiene mejor
rendimiento que el "Reporter" a cassette. ¡Estamos en el siglo 21! Los
paradigmas que han funcionado hasta hace una década ya son obsoletos.
Estamos a pasos de comunicarnos telepáticamente con cualquier máquina o
persona del planeta y alrededores.
Por
favor, no contaminemos el activismo por la libertad e igualdad universal
con actitudes que en otros momentos de nuestra historia dieron lugar a
muchas muertes. ¿Qué dijo don José de San Martín en el siglo XIX?
Jamás desenvainaré mi espada para luchar contra mis hermanos
americanos. Si nos peleamos, volveremos a ser esclavos.
He
visto cómo nuestro país fue dividido por cuestiones políticas, y aún
hoy, se critica al otro con odio como si fuera el enemigo. Ya no hay
enemigos, sólo muchos individuos que quieren lo que todos quieren: lo
mejor para ellos y sus seres queridos. ¿Y qué tal si todos, los de todos
los colores políticos nos juntamos para formar un bello arco iris? ¿Y
si quizás nos unimos más, y los colores se funden en uno sólo, un blanco
puro como el de los guardapolvos escolares, que nos indican igualdad?
He
admirado siempre las comunidades de software libre, inteligencia
colectiva y medios libres por una característica común a todas: el
respeto por la diversidad, y el escuchar a todos, sin distinción de
raza, etnia, sexo, religión o país.
Entiendo la
preocupación existente ante lo desconocido. La mejor arma contra el
miedo es la informació, no la información superficial que vuela por la
red, sino una vista más panorámica y a la vez profunda. Entrevistemos a
los actores de nuestra realidad política de hoy, investiguemos,
analicemos nombres, direcciones, trayectorias, vínculos y cumplimiento
del deber. Existen herramientas muy útiles para filtrar la información y
sacar conclusiones.
Por favor, no caigamos en las
redes como cornalitos, sepamos distinguir, discernir. No todo lo que
brilla es oro. No todo es como pensamos que debería ser. No todo es como
nos lo han enseñado. Necesitamos hackear nuestras propias convicciones y
someterlas a prueba y evaluación. Hagamos un control de calidad de
nuestra formación ideológica. Exploremos nuestro diario vivir como si
fuera la primera vez que desembarcamos en este mundo. Cada día es nuevo y
trae consigo nuevas experiencias y aprendizajes.
Necesitamos
una actualización. Necesitamos aprender todo de nuevo, casi
diariamente. Como humanidad hemos sido capaces de superar nuestras
capacidades y limitaciones, y ésto nos propone nuevos desafíos.
Considero
que las diferencias políticas nos permitirán interesarnos más en el
otro, saber cómo piensa, qué siente. Esa empatía nos defenfocará de
nuestra cosmovisión egocéntrica y nos permitirá vivir en paz, ya que
antes que católico, evangélico, testigo, budista, peronista, radical,
negro, rubio, homo, étero, nacido de madre o de máquina, por encima de
todo eso somos HUMANOS, homres y mujeres de la misma especie y bajo el
mismo cielo.
Saludos.